- En la obra del arquitecto Paulo Mendes da Rocha, nacido en Vitória (Brasil) en 1928, se aprecia su gusto por las escalas monumentales.
- Sus estructuras con frecuencia semejan esculturas abstractas con vigas gigantes y columnas de una altura impresionante.
- Hoy visitamos una de sus obras más emblemáticas: la Casa Millán.
- Escribe la reseña nuestra compañera Marisa Caballero.
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En la obra del arquitecto Paulo Mendes da Rocha, nacido en Vitória (Brasil) en 1928, se aprecia su gusto por las escalas monumentales. Sus estructuras con frecuencia semejan esculturas abstractas con vigas gigantes y columnas de una altura impresionante, las grandes losas que caracterizan sus edificios dan la impresión que flotan desafiando la gravedad.
Estudió en Sâo Paulo, en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Mackenzie y en 1955 abrió su estudio de arquitectura. Su obra suele etiquetarse de brutalismo paulista. Se ha dedicado también a la docencia y y al diseño de muebles y decorados.
Entre sus principales edificios figuran la Capilla de San Pedro Sâo Paulo (Brasil), el Museo Brasileño de Escultura, (Sao Paulo, Brasil) y el Club Athlético Paulistano (Sao Paolo, Brasil)
Sus edificios domésticos podrían recordarnos a naves industriales; sin embargo, combina perfectamente la escala, la apertura arquitectónica y la ingeniería con el acabado del hormigón y el cemento pulido, sin posteriores modificaciones.
En 1970 se termina la casa que el marchante de arte Fernando Millán (gran amigo del arquitecto) le encargó. Delante de la fachada hay un patio ajardinado, una piscina y una escalera que conduce a la azotea donde hay un estanque con peces. El exterior que da a la calle es una fachada de hormigón, casi sin ventanas dando la impresión que el edificio es un depósito.
Por dentro la casa es grandiosa, y en ella juega con volúmenes de una sola altura y altísimos espacios de doble altura. Todo iluminado por claraboyas en el techo. Impresionante la escalera de caracol y los rellanos que se asoman al núcleo de la estructura.
La casa se vendió a otro marchante que ha colaborado con Mendes en pequeñas reformas, ampliación de dormitorios, etc. Pero respetando su aire monástico.
Mendes ha influido en los jóvenes arquitectos interesados en abordar el hormigón en la construcción sin ornamentos.
En 2006 nuestro arquitecto recibió el Premio Prizker.