RESEÑAS UNIVERSALES | Ana Montojo y ‘Plantas de Interior’ (Ed. Cuadernos del Laberinto)

Hoy os hablaré de Ana Montojo y sus ‘Plantas de Interior’ (Editorial Cuadernos del Laberinto),

Hoy os hablaré de Ana Montojo y sus ‘Plantas de Interior’ (Editorial Cuadernos del Laberinto), un bello poemario cuyo título esconde una metáfora de la vida civilizada y el devenir de la rutina. Plantas de interior que revelan naturalezas artificiales como los paraísos de Baudelaire o los peces de ciudad de Joaquín Sabina. Un poemario sincero y con una voz poética de una envergadura que nos ha sorprendido muy gratamente. Una voz arriesgada que podría enmarcarse dentro de la Poesía de la Experiencia pero que brilla con luz propia gracias a su tratamiento personal de las temáticas existenciales.

Quizás debido a su propia biografía, Ana Montojo escribe poemas de una sinceridad abrumadora que se detienen en innumerables aspectos del propio verbo existir. Arroja, así, luz sobre un mapa de pequeñas oscuridades que habita dentro de nosotros. Vidas atrapadas, acostumbradas ya a la luz artificial de la rutina, a las paredes silenciadas de tan vividas. Las plantas de interior conviven con este nuevo orden de civilización y soledad, acostumbradas ya a negar la luz del sol y la textura de la naturaleza.

FRIO
A veces tengo dudas
de si vivo o si muero,
sobre todo me ocurre algunas noches
en que tengo los pies casi tan fríos
como el silencio
o como la venganza,
que dicen que se sirve sobre hielo.

A tientas te persigo,
indago entre tus pliegues.

No encuentro tus recodos
ni el instante preciso en que atacarte
por tu flanco más débil
y me quedo tan yerta, tan sin alma,
…acaso tan sin cuerpo.

Poemas que indagan en las razones del ser, en las paradojas de existir. Las consecuencias del devenir, el desgaste de la existencia mantenida, sobre todo al hilo de los que ya no están. En ‘Plantas de Interior‘ encontramos ecos de Jorge Luis Borges o Joaquín Sabina (‘ni un surco en las paredes ni un maldito beso que llevarme a la boca’). Pero también de Pablo Guerrero, Elvira Daudet o del propio Enrique Gracia Trinidad que escribe el prólogo del poemario.

Este poemario también se detiene en las consecuencias de la incomunicación y de la propia incomunicación como consecuencia (‘Pero que sabrás tú de mis silencios, de mi mirada incierta’). Poemas que desean ver más allá de lo que se presenta ante nuestros ojos, ver desnudas a las personas gracias a que nosotros mismos vamos desnudos. Porque solo desnudos amamos sin fronteras, quizás también Ana Montojo dedica algunos poemas a la reivindicación de la lujuria, a la fiesta de la sorpresa. Ser humano precisamente por estar desnudo, ser capaz de aprender a vivir también gracias a la vida de los otros.

LOS OTROS
¿Podrías comprender
que no te quiero menos
si amo al mismo tiempo a mucha gente?

¿Podrías entender que lo que aprendo
de todos los demás,
de las vidas que amo, me enriquece?

¿Podrías apreciar
que yo soy la que soy
por todo lo que absorbo de los otros?

Ahora llego hasta ti
tan cargada de vida
que me duele la espalda,

tan cargada de muerte
que me sangran las manos
y los ojos me lloran ginebra a borbotones.

Como decíamos, Ana Montojo se adentra en la Poesía de la Experiencia arrojando su propia luz poética, su propia representación de la rutina y su voracidad mutiladora. Una rutina que es cómplice del tiempo y por lo tanto de la muerte. Así, aunque las formas estructurales de los poemas y su métrica de base endecasílaba acerquen a esta autora a la obra de otros como Felipez Benítez Reyes, Luis García Montero o incluso a la ironicidad de generaciones anteriores como Jaime Gil de Biedma o José Agustín Goytisolo, los versos de Ana Montojo destilan una voz propia, una sentimiento propio, un verbo verdaderamente personal.

En ‘Plantas de interior’ he encontrado un poemario que creo que llegará al interior de muchas personas. Un viaje que Ana Montojo nos ofrece al interior de nosotros mismos, y por fortuna, gracias a ella, lo haremos acompañados.

LA AUTORA

Escritora vocacional desde la infancia, no se inició en la poesía hasta el año 93, asistiendo al taller que por entonces dirigía el poeta Enrique Gracia Trinidad. Ahí empezó su contacto con el verso como vehículo para expresar cualquier tipo de alteración anímica. Aunque en ocasiones enfoca su mirada a la sociedad que le rodea, al dolor y a la soledad consustancial con el ser humano, su poesía es básicamente intimista y de introspección, desgarrada e impúdica hasta constituir un verdadero streptease emocional. En el año 98 ganó el premio de poesía ‘Carmen Conde’, y el premio ‘Blas de Otero’ en 2010. Desde 2012 pertenece al grupo HAZVERSIDADES POÉTICAS. Ha participado en la antología ‘Enésima Hoja’. Tiene en preparación su primera novela: ‘Memoria secreta de una niña de derechas’.

Autor de la reseña: Letras Letras Letras

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