Seguimos comentando casas que son una verdadera obra de arte. Hoy les toca el turno a los arquitectos John Seelly y Paul Paget, autores de una remodelación increíble del Palacio de Eltham (Londres) en 1936, para la rica pareja Stephen y Virginia Courtauld.
La pareja formada por Stephen y Virginia Courtauld eran ricos y extravagantes. Él hombre reservado, provenía del negocio textil de su familia, pero su actividad empresarial y sus intereses personales eran variados: estudios cinematográficos Ealing, cultivo de orquídeas, viajes de aventuras. Patrocinó la expedición británica al Ártico, en la Primera Guerra Mundial recibió la Cruz Militar del Ejército británico, formó parte del grupo que consiguió ascender la arista del Mont Blanc. Su esposa, mujer al tanto de las últimas modas y estilos pertenecía a la alta sociedad. Esta pareja encargaron en los años treinta un edificio excepcional en el que consiguieron aunar tradición y modernidad. En sus interiores se exhiben lujosos detalles de estilo art decó junto al último grito en tecnología doméstica.
El palacio de Eltham había sido residencia real desde el reinado de Eduardo II (allí creció Enrique VIII), hasta el de Carlos I. Cuando en 1933 los Courtauld adquirieron la finca esta estaba prácticamente destrozada, excepto el salón regio que se utilizaba de granero.
Nuestra pareja se pusieron en contacto con los arquitectos John Seelly y Paul Paget, muy bien relacionados ambos socialmente y les pidieron el diseño de una nueva finca (respetando lo único que quedaba del palacio, el salón regio). El edificio debía tener forma de U y uno de sus extremos sería el salón regio. Las dos alas se encontrarían en la extensa zona de acceso al palacio. Seel y Paget diseñaron el exterior en lo que se llamó estilo Wrenaissance.
En su interior la residencia era vanguardista. Combinaron perfectamente el salón regio de Eduardo IV –con su estilo del siglo XV- , los imponentes exteriores, y la modernidad de los espacios interiores que nos hacen recordar los de un transatlántico.
La estrecha colaboración entre arquitectos, propietarios, e interioristas dio como resultado una mansión palaciega del siglo XX, con comodidades como hilo musical centralizado, telefonía interna, calefacción por debajo de los pisos, o sistema integrado de aspiradores con enchufes en todas las habitaciones.
El vestíbulo principal, coronado por una cúpula de cristal, fue obra del diseñador suizo Rolf Engnstömer; la marquetería que luce en los paneles de arce es de Jerk Werkmäster. Otras estancias interiores fueron diseñadas por el decorador de interiores Peter Malacrida.
La vivienda es un canto a la sofisticación y al lujo. Hasta la mascota de los Courtauld -un lémur llamado Mah-Jogg– disfrutó de una jaula diseñada para él, con calefacción y murales con motivos selváticos.
El edificio está rodeado por más de siete hectáreas de jardines, con fosos y su lujo refleja el optimismo de la época y un estilo de vida ostentoso y moderno. También vemos cómo cuando los diferentes profesionales y los propietarios tienen armonía (y dinero no nos olvidemos de él) pueden superarse hasta límites insospechados.
Ya me diréis qué opinais vosotr@s
Autora de la reseña: Aquimarisa
Fuente:
Casas icónicas
100 obras maestras de la arquitectura contemporánea
Dominic Bradbury
Fotografías de Richard Powers